lunes, 7 de abril de 2008

La tristeza

Maldita sea la guerra,
los coches y casas quemados,
los carritos de los niños atrapados,
cuerpos veteranos y jóvenes destrozados.
En lugar de agua, sangre corriente
en las calles, en las calles
cuerpos al descubierto a la luz de la luna,
montones de explosivos
en las calles, en las calles.
Maldita la impotencia de los supervivientes,
pueblos, ciudades, regiones, países en pobreza,
hambre y sed, como dos leones hambrientos,
ratas, serpientes perdidas sin rumbo
por las calles, por las calles
momentos interminables que cada vez menos personas oyen,
gente agonizante que grita: "¡No a la guerra!"
Adrián Vigo

1 comentario:

Anónimo dijo...

me ha gustado este poema, porque refleja la realidad