LA PÉRDIDA DE LA ESPERANZA
Cien mil fuegos cubrían la ciudad de los rusos.
La vida se apagaba en los cuerpos de las personas
y la muerte les venía como unos intrusos.
Mirad los cuerpos que yacen allí,
en todas las esquinas
en todos los lugares,
mirad cómo su sangre brota,
como si fueran mares.
La gente ya no oye los disparos,
la gente ya no oye los bombardeos.
Ya no tienen alegría,
ya no piden deseos.
No son nada.
Como cristales en una laguna,
viéndose todo transparente.
¡Por doquier se ven almas
que no pertenecen a gente!
Pero por las personas que aún no se han rendido a la locura
tienen tatuado en la frente:
el horror.
¡Esperad seres vivos
que queden vivos!
Para vosotros aún se espera más
pérdida de esperanza.
Porque aún aquí vienen alemanes
riéndose de vosotros,
como si no hubiera pasado nada.
Y para vosotros que habéis vivido el pasado,
no esperéis menos.
Porque esto es el principio del fin de lo acabado
y esto es el empezar de un ser malgastado.
¿Acaso sobrevivirán?
¿Acaso sobrevivirá alguno?
Si eso no es así, bienvenido al inframundo.
Francis Frain, 1º A
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