Una noche estaba paseando con mis amigas en el parque que está al lado de mi casa; estábamos sólo nosotras, no había nadie más. Al principio todo parecía perfecto, hablábamos tranquilamente de nuestras cosas; sin embargo, al cabo de un rato una de mis amigas, asustada, nos dijo que había visto a una mujer vestida de blanco. No le hicimos caso y seguimos con lo nuestro hasta que otra amiga vio lo mismo. Entonces nos quedamos calladas durante un par de segundos y fue cuando apareció delante de nosotras aquella mujer, que caminaba con un niño en los brazos. Le cantaba para que se durmiera y parecía que no nos veía. Asustadas, cerramos los ojos y al abrirlos la mujer ya no estaba, había desaparecido.
Nos fuimos a nuestras casas. Al día siguiente nos enteramos de que en aquel parque había muerto una mujer con su hijo. Desde aquella noche no fuimos más a ese parque.
Nos fuimos a nuestras casas. Al día siguiente nos enteramos de que en aquel parque había muerto una mujer con su hijo. Desde aquella noche no fuimos más a ese parque.
Cristina Gheorghe